lunes, 7 de mayo de 2018

FILOSOFANDO SOBRE TEOLOGIA

                     La soledad solo angustia cuando es ausencia de Amor

El pueblo, la masa, los nativos de la madre tierra ya han dicho en todos los idiomas que “más vale solo que mal acompañado”, y también que “El buey solo, bien se lame”.

La soledad libre es una sinfonía de alternos y contrarios que dilata la angostura provocada por el vacío; la ausencia de compañía no es soledad.

La soledad preñada de amor es fecunda y se alía con la verdadera amistad; sin ideas, sin experiencias, sin dolor, sin alegría...etc.; la soledad pura y dura será siempre estéril o hará  decrépitos prematuros.

Quien odia convive con la soledad inerte del muerto; no se puede vivir en soledad y sin amor; el que ama nunca esta solo porque disfruta y sabe compartir la hondura de la soledad.

La soledad debe ser el respiro del intelecto; relajar el espíritu, el cuerpo y el pensamiento se logra en soledad y más si esta es compartida; ahora bien, los muertos no están en soledad, están solos en  su asamblea pero no piensan;  es evidente que el polvo no piensa..., y el cuerpo exánime es polvo?, ¿o no?.

Pocos han intentado investigar si existe “pensamiento sin soporte de polvo o sustento físico”. ¡He ahí la cuestión de la vida humana como temporalidad determinada (con inicio –nacer y final-muerte)!.

Solo se esta en soledad cuando uno piensa, imagina, elucubra, divaga, razona y argumenta incluso una sonata o una tocata...etc., que se escucha perdido por el arrebato de lo más cercano a la creación como don de dioses.

Un sordo puede crear sus sinfonías, sobre todo en soledad, siempre que ame; el odio es un grito de rabia, de envidia, de impotencia física y mental...etc.; en fin, siempre será un ruido cacofónico, jamás una sinfonía.

Hay reflexiones o inventos mistéricos (no místicos) que avalan nuestra elucubración filosófica y o religiosa sobre la riqueza de la soledad.

Veamos un parámetro de referencia nada comprometedor ni comprometido que posibilita elucubrar sin complejos intelectuales; el misterio no nos implica pero permite divagar.

Dios es Único pero no se acepta sólo; en el mundo cristiano Dios es Trino, pero se realiza en la sola individualidad de tres : Padre, Hijo y Espíritu.; no tres dioses, Único Dios; invento in-aprehensible al que llaman misterio; yo no necesito misterios; solo necesita misterios quien quiera ocultar algo... ¡Ése sí es peligroso!; no Dios.

Uno en Tres pero en la Soledad convergente de Uno por amor; todo ello dicen que sólo ¿se explica? por amor;.

En las religiones Dios o los dioses solo se expresan por la relación amorosa según dicen los Profetas, Pontífices, Intermediarios, Sacerdotes...etc., como interlocutores de Dios o de los dioses (que no nos hable Dios, el solo Uno, que moriremos...); nadie quiere morir  ni por ni para ver a Dios..., porque morir es  vivir el final de la propia temporalidad.

Si tanto atractivo tiene Dios ¿por qué ni los nombrados santos, excepto Teresa de Jesús, quiere verle cuantos antes?;  ¿tan feo es Dios?;  ¿o es por que está sólo...?;  y ¿cómo va a estar solo si son tres?.

Cuando la mística Teresa dice “vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero por que no muero”, no lo dice por que quiera morirse, ni mucho menos; lo dice por que está tan enamorada de Cristo que quiere morirse aquí para vivir con el muerto, no por que su referente sea Dios; su referente es Cristo, como lo es el mío, y nada más. Es que Teresa de Jesús estaba enamorada de Cristo como hombre, no por que fuera Dios.

Pero si es Uno sí esta solo; eso parece cuando quien le llama, según muchos dicen, no contesta...; ¿esta o no esta?, ¿es o no es?; ¿existe o no?. ¿por qué?;  ¿esta reunido?, ¿esta en consejo permanente?; Sí pero no; ¿o no, pero sí queremos que exista?; ¿existe por que le queremos  o por que le necesitamos (creyentes), o  no existe por que no le queremos (ateos)?.

¿Chulea el ateo cuando pontifica su rechazo de la existencia de Dios a quien crea afirmando su negación?; ¿le teme o le reta?; ¿le niega por que le teme?; ¿le reta por que sabe que no va a contestar?. Eso también lo se yo, y creo en Cristo, incluso como Hijo de Dios solo en el sentido en el que El se proclamó.

La negación y el reto son una afirmación, son asertos y todo aserto es un acto de amor, de existencia, de vida; ¿es que el ateo al negar a Dios afirma su existencia deseada o incluso amada u odiada por temida?; no lo sé, pero es claro  que le inquieta.

 ¿Por qué inquieta al valeroso ateo quien no existe?; ¿le molesta que otros crean (tengan fe o se la fabriquen) en su Dios? ¿Por qué?...etc.

¿O al ateo le cabrea que otros no crean en su “no dios o en su propio pequeño dios alternativo”?.

Tal vez se pueda pensar que el ateo cuenta demasiadas milongas para ser creíbles; ¿O es que también los demás nos las contamos?-…, naturalmente...¿sí?.

En un cementerio solo pueden molestar los vivos (bestias o no); los muertos ya no existen; polvo son y se los lleva el viento o se integran en los frutos de la “ama lur”; no aman, no afirman, no niegan, no piensan, no son; es más, no están ahí.

Pulvis es et in pulverem reverteris” o “polvo eres (de un polvo has nacido)y en polvo te convertirás”; el polvo, todo polvo, antes o después  se lo lleva el viento al final de la temporalidad; a lo más se convierten en alimento para los que ya viven o luego van a vivir; ¿los hijos y los nietos se comerán a los padres?...Pues claro, a quién va a sorprender una realidad tan vívida y observable. Observa el proceso “bio-lógico” por “bio-químico”…, y luego me dirás…

Entonces, ¿ querer es crear el ser?; ¿un acto volitivo crea el ser?; en el Dios de la Biblia es así; Dios crea por actos de su única voluntad (hágase...y se hizo), pero no todo acto volitivo humano crea un ser (en el ser humano por ejemplo véase la cópula, sea esta un acto compulsivo o parte de un consciente disfrute amoroso y libremente compartido).

Además resulta que para estar (vivir?) con Dios hay que morirse (dejar de amar), que es lo que nadie quiere; nadie ama morir; morir de amor o por amor será licencia poética, mística teresiana o maternidad pero en su vertiente de finitud no resulta atractivo.

Será que para demostrar amor hay que morir (como Cristo?); pero el que muere ya no puede amar...; para amar, lo mejor es no morir;; pero muere todo bicho viviente; ¡claro!, ¡evidente!

En consecuencia, si hay que trascender la muerte para seguir amando inventemos la resurrección como expresión de una forma de inmortalidad; en otras palabras la “perdurabilidad” o “la durabilidad de tu existencia (per) a lo largo de siglos o milenios (tiempo), generaciones (genes de grupos humanos)”.

Constatamos hechos evidentes : no existe constancia de resurrección (las visiones evangélicas son visiones no son hechos objetivos), pero sí existe constancia de la perdurabilidad de muchos (la historia esta llena); las generaciones con el paso del tiempo (¿pasa el tiempo?) mitifican la perdurabilidad de algunos que sí han muerto, aceptando que vivieron, aunque no todos.

Para amar sin fin hay que morirse (como Cristo?), es decir hay que dejar de amar o morirse de o por amor o por amar en exceso, “reventando de amor” o, en fino, “pletórico de amor”.

¿Puede ser el amor la expresión del absurdo?, ¿puede ser la convergencia de contrarios y contradictorios?; ¿es el amor acto libre o pulsión instintiva?; ¿nace del interior o emerge del exterior? ¿es repuesta a un estímulo buscado o emergente?; ¿es respuesta o es pregunta? ¿es encuentro o es búsqueda? ¿llena al ser (humano?) o lo vacía?

No sé si Cristo se vació (hasta morir o entregar su vida) pero lo que nadie podrá negarle es que conquistó la trascendencia y llenó hasta el fin de los tiempos la Historia humana, el menos en su perdurabilidad.

Cristo como hombre no fue ni será eterno (sí perdurable),  ya que tuvo principio y fin;  ¡ojo!,  que en la esencialidad de lo eterno no ha lugar para el principio ni para el fin.

Cristo como supuesto Dios (Hijo de Dios) puede ser entendido como eterno para el creyente; ¿pero es eterno por perdurable o resulta perdurable por eterno?.

Cristo solo puede ser asumido como Hijo de Dios eterno si trascendió la perdurabilidad después de su principio (nacer) y su fin (morir). Pero si en el concepto de Dios se integra la inexistencia de principio y fin (¿eternidad?).. nacer ya es principio aunque morir no sea fin, sino principio de nuevo ser o ser de otro modo... ¿?...¿?.

Cristo puede ser aceptado como el Gran Místico de la Humanidad que trascendió y quebró todas las concepciones pasadas (A.T. y otros), presentes y ¿futuras? sobre las hipótesis de la relación (religación) de todo ser racional e inteligente con cualquier concepción de la divinidad, sea o no única, bina, trina...etc.

Ni Yavhe, ni Elohim, ni Jehová, ni Buda, ni Mahoma y menos ninguno de los restantes fundadores de sectas fueron capaces de atreverse a “religar” al ser humano con la divinidad llegando a tutear al “Innombrable – Dios”.

Afirmándose “Hijo de Dios”, afirmó juntas o alternativamente:

a)      Que todo humano nacido, quiéralo o no, es y se puede auto-nombrar “hijo de Dios”, como El se atrevió.

b)      Que Cristo afirmó su filiación divina (Hijo de Dios) queriendo demostrarla mediante su Resurrección que es la única acción de imposible comprobación fáctica.

Quienquiera que pretenda “desmitificar” (no digo analizar con respeto y libertad de mente) la realidad de la personalidad de Cristo y  / o su religación con Dios o la Divinidad (la que sea), suficientemente mitificada por los primeros seguidores (cristianos, creyentes o crédulos), solo demuestra miedo, envidia, rencor y / o petulante inmadurez. (¡que su dios o su no dios, de esos tales no libre!).

Con y desde Cristo, que tardó demasiados siglos en vendernos la posible cercanía en la religación del hombre con Dios, el creyente tiene argumento humano para superar el miedo al Incognoscible, a lo ignoto, al vacío del “no ser”...etc.

Llamar padre a Dios (Abba en ebreo), expresa la íntima vivencia de una atrevida y filial religación con la Trascendencia entendida en otras concepciones como El Temido y adorado (en sus diversas acepciones Sol, Fuego, Viento, Luna, Tierra...etc.), durante milenios en múltiples culturas y religiones conocidas, reales o inventadas.

La de Cristo fue la más atrevida religación con la divinidad hasta entonces desconocida y que respondería a la inconscientemente deseada relación profunda del hombre con el “más allá” en su búsqueda y esperanza de la deseada inmortalidad, y que puede traducirse en perdurabilidad anímica con o sin soporte físico identificable..., hasta el momento.

El rechazo temeroso a la finitud y la atracción voraginosa por la inmortalidad, siquiera como alargamiento sin término de la temporalidad finita, puede crear (acción de exclusiva competencia divina que logra  el ser del no ser o el algo de la nada...etc.) y regurgitar conceptos (¿por inspiración profética?) como la trasmigración de las almas, la reencarnación entendida como una simpática broma producto de un inteligente buen humor, la humanización de la divinidad (nace el Hijo de Dios en Cristo), y hasta la resurrección.

Yo solo podría reconocer como “ateo” a quien jamás en su existencia hubiera pensado en Dios; quien piensa en Dios ya lo reconoce; si bien reconozco y acepto que “el  numero de humanos imbéciles es infinito”, y para que nadie se ofenda, yo no me excluyo.

Hasta la epifanía de Cristo ningún iluminado, profeta o no, tuvo la intuición o inteligencia de posicionar al ser humano en la religación filial y afectiva con Dios; Cristo logró traer el “más allá” hasta acá; algo que no deja de ser una superación, siquiera mística, de la muerte.

Para colmo lo hizo con la forma más sencilla y comprensible para el ambulante erecto: la religación biológica entre complementarios permite crear seres humanos o no para la temporalidad; y la religación síquica (intelectual – racional – pensante – etc.) que busca trascender la temporalidad, crea la superación del fin cuyo paso previo es la mortalidad; quien no muere, es decir, quien no finiquita su temporalidad no podrá vivir con y / o como Dios la inmortalidad.

Desde Cristo, un buen cristiano no se desea la Muerte, pero tampoco la teme (“Padre pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya” dicen que dijo Cristo); el cristiano asume la muerte como parte de una cierta inmortalidad y / o como la forma de llevar a término sin excesivas angustias la propia durabilidad peregrinante; morir creyendo vivir después de aquí (aunque sea de otra forma) resulta más llevadero.

Cristo aportó una razonable racionabilidad al humanismo y a la compasión tanto en las relaciones humanas como a las divinas frente al excluyente divismo hebreo, frente a la brutalidad y el hedonismo egocéntrico de la cultura romana y frente al narcisismo de la cultura griega; aportó rebelión frente a las tiranías de cualquier especie  religiosa, social, política, cultural y económica.

Desde Cristo ya es factible para la especie humana hacer esencia de la existencia aunque el existir no necesariamente hace el ser como persona consciente; cuando el ser humano (persona) no es capaz de hacer emerger su subconsciente pierde su existencia consciente, es decir, no es persona en plenitud.; solo se es persona en plenitud cuando se es capaz de trascenderse hasta la intemporalidad o perdurabilidad sin inicio ni fin. El científico Theilhar de Chardin,  poeta de la trascendencia y filósofo de la materia en el Fenómeno humano y en La aparición del hombre, entre otras obras, apunta, aunque implícitamente, a Cristo como vértice de la cosmogonía; yo también.

En realidad, Cristo si no más creíble en cuanto Dios, al menos ha sido y es el “dios más amigable”, a pesar del negocio que otros se han montado echando fardos a mucho crédulo, que no creyente.

La Historia de la humanidad y de las religiones esta llena de “tanta ignorancia y buena voluntad del pueblo noble como de tanta y tan mala leche de los pontífices y políticos”. Estos jamás ejercerán de “porteadores ni de puentes”; no pueden llevar a Dios ni a Cristo, porque ellos se creen cristos, dignos de adoración...

Aún así, después de nuestra individual temporalidad, por que la deseamos esperamos una trascendencia...; no sabemos cómo, ni sabemos si nos importa; lo de aquí, ahí queda; ama y evita padecer mientras aquí estas; haz bien sin saber a quién..., e incluso aunque supieras a quién.
 
                                   N.B: Escrito por JJAM - (Año 2002)                                   

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