domingo, 24 de noviembre de 2019

LEVITANDO CACOFONÍAS CONTRADICTORIAS


                                    Ensayo de antojos por asonancias

         1-Alguien asoma la jeta. El gato rezonga. Vuelan hojas muertas. Un nido pía. Cruje el sol seco en las hojas. Vergel otoñal. Fango seco al caer la colina. Cierzo lento. Olvido añejo. Vive la muerte sin fin. Exulta sin fin la vida.
         Mi burro Camilo rezonga tullido y trota cansino. Pensamiento vacuo. Translúcido en cavilar, sube al desdén. Vileza de éxtasis en rendijas placenteras. Trastienda opaca. Volátil lentitud y sosiego precipitado.
         El bosquimano amanece al silencio. Alborota un lirio. Colibrí hierático. Carmesí pétreo y canción muda.
Nudo blando. Pez hundido en plano montañoso. Repite holganza. Ríe el dolor. Jadea la fertilidad al parir.
         Agua sudorosa al flamear de eolos quietos. Acuna sus hojas mi otoño soñoliento y bosteza el bosque en exangüe desánimo. Sube la plenitud del vacío hundido. Vida plena en latido ausente.
         Noctámbula hilaridad asida al galeno exánime. Calceta rota con pies ateridos. Callejones entre chusma ocicante. Aliso quebrado. Farol grasiento. Obesa violación. Alfanje de oro y risa.
         Irrumpe el chirriante traqueteo vial con ojos de fuego y cola viperina, dotado de branquiales vomitonas en sumideros bípedos, que  traccionan onerosos matalotajes.
         Felino corderillo ubrea instintos de loba y un taimado cervatillo pastorea la camada de dulce tigresa mientas lame el lúbrico dedo engatillado.
         Otoño fecundo en zarzuela de color. Bosque animado. Bullir de frutos. Verbena de cosecha  entre ardillas, topos y hormigas; gravitan las hojas secas y cubren, al ralentí, la fecunda castaña, la bellota orgullosa y el trajín hormiguero.

2.-Allá, arriba, altivos dos cipreses galanean su corona, reyes creídos en el robledal. Bayas del castaño fecundo en erizos que hieren el cantar de la brisa - niña, temeroso del batir de sus padres, amigos del duende octubre.
         Desde su erizada cuna entreabierta me mira una castaña asustada, aún dolorida del golpe liberador; ¡me he lanzado desde allá arriba!...¡¿ a que soy valiente ?!; lo dice sin aspavientos, observando con rubor su desnudez compartida con el humus que la fecunda. ¡exultación!...
         Lontananza avistas el devenir transido de rebrotes. Oxido verdoso asido a la roca y al tronco. Nace una vida de hilos intuidos y camina grácil una araña ya tejida. Una lágrima hospeda el fluido resol. Inicia  la danza del trasluz. Canta la libélula, zumba y levita el colibrí, que mosquitea el azahar...; ¡vida!, nueva vida al fin.
         Dedalea ágil la tortuga entre quimas y raposea apática la ardilla entre el fango aterido de luz mortecina. Ícaro se lamenta en alas derretidas y duerme el laberinto ático. Iza la voz en quejido al abismo. Resuella un rebuzno sintónico. Todo el bosque escucha placidez orgullosa.
         Sisea zigzagueante el topacio mientras un alevín azulea la roca hendida de ocre, que cimenta el tronco rallado a fuego cenital. Atisbas cirros luminosos en vorágine fija.
         Hayedo que agita la paz en sinfónico silencio; batir plano de trenzas asumidas que integran la fusión diversa en frutos del nido imaginados; vida exaltada, convento de alas, piar de fakires, altura plana, rozar de grises; algarabía orquestada de sentidos, leve zumo visual,  pálpito auditivo, acidez táctil, estrépito de silencios intuidos...catedral de eolos en rocoso recinto por ser.

3.-Colores escritos en pintura, libro pintado en escritura, paisaje dicho en ciego, nada con todo, soledad tumultuosa, vida sin realidad, subir sin altura, olvido sin historia, tener sin ser, morir sin vivir, existencia sin esencia...
         Caminar atávico y felino, sin dobleces pero ceñido, como levitando en la espesura de este bosque mestizado entre hayas, robles, alisos, castaños, abedules, avellanos,...cipreses...y todos los coriáceos; asambleados en arbórea catedral de esculturales ramificaciones de nervios elicoidales; es un valladar umbrío e inaccesible como trasunto para la contemplación de bronca humildad en barroca ascesis.
         Teñido el albur de certeza, olisquea un ademan no sugerido y retorna la dádiva sin don como un  vacío.
         Bien herido el faquir tienta la sibila y airea su dudosa certeza sin contaminar al hado hundido en su trágala jaztanciosa.
         Altivo el hálito del espliego rezuma su  aroma al relente y contempla el tenue batir como ósculo lujurioso de una maruja al nacer el mórbido ocaso.
         Aterecido el lecho de tersas sábanas musita el roncador su dédalo onírico tanteado por grávidos atisbos que degustan la pérfida panóplia audípara en el humeral de una seca foresta.
         Titiriteros y saltimbaquis ulúlan su quejido átono y quietan la serena lentitud muerta en la tundra alpina; anida el sobrio erizo en la copa y vivaquea rezongando en su cueva un titilado colibrí.
         Conciliábulo de gnomos regatea nuevos horizontes; atiza carbones pálidos el rostro vínico del leñador y un zas apila trozos de calor escondido bajo albo talud.
         Chisporrotea el declive otoñal cuando, al ocaso diurno, la aguda ardilla dentea bayas de ojos volátiles y resume su cosecha para la humilde laxitud compartida ante el copo que llega.
         Comprime la sabia su  tronco hierático, alisa sus nervios lívidos, humedece su altura y afinca las druidas al lar...esperáis reventar vuestra vida constreñida en nueva explosión de color, como áulico don de la luz.
         Olentxero exultante ensaca sorgines, druidas, méigas, lechuzas y búhos, que fundidos en santo Akelarre Aleluyan el ralo Lar prestado al aterido Infante, mientras resoplan el Poderío y sus “istmos”.
         Por fin me dice: estas loco; contesto : sí estas loco; la verdad solo tiene un camino por que es locura y por que dicen que dijo que se hace camino al andar. No te entiendo..., ¿ y  yo ?.

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