miércoles, 25 de agosto de 2010

Las fílias y las fóbias ¿son taras sicológicas?

A mis años, no muchos pero suficientes, reconozco que aún no he topado con ninguna persona átona o totalmente libre en sus critérios, opiniones, sus acciones...etc; no la he descubierto ni en mis lecturas sobre Historia, Filosofía, Teología, Sociología, Sicologia, Política, Literatura en sus diversas facetas (Ensayo, Novela, Teatro, Biografia...etc.).
Me va pareciendo que todos nos vamos mediatizando por mor de filias y fóbias como resultado de pre-juicios asumidos del "yo y mi circunstancia"; me estoy apuntando antes de tirar la piedra.
A mis años, no muchos pero suficientes, sí me parece comprobado un aserto ¿"filosófico"? que sentencia de la siguiente guisa "Cada uno encuentra los suficientes razonamientos (que no argumentos lógicos y racionales) para justificar sus posiciones y su forma de pensar y de actuar". Dicho con otras palabras : "Racionalizar para no morir de hastío y hasco de sí mismo".
Por ejemplo :
¿Alguien me puede explicar con lógica (aparte de razones sicológicas) por qué hoy hablan sobre Dios y todo lo divino, sobre Jesucristo...etc. más los autodeclarados "ateos", agnósticos y gnósticos que los
creyentes, ejercientes o no ?.
Un ejemplo concreto : lean Vds. La Tronera
de un tal Gala, en el Diario El Mundo , que escribe muy frecuentemente con tonos y aires "pontificales".


1 comentario:

Germán Gómez dijo...

Gracias por tus reflexiones JJ.
Si las filias y fobias son “taras sicológicas” somos todos unos tarados, porque no conozco a nadie que esté libre de ellas.
Yo más bien diría que nos gusta acertar en nuestros pensamientos y que hacemos todo lo posible y un poco de lo imposible para ello. Es una forma de sentirnos gusto con nosotros mismos.
Un ejemplo, lo que comentas sobre la religión y lo divino. Los creyentes en la religión “oficial” no se plantean sus creencias y por tanto no hablan de ellas. El resto, ateos, agnósticos, gnósticos y politeístas (me apunto a estos últimos) se han hecho la pregunta y por eso les gusta hablar del tema; no para hacerse creyentes sino para reafirmarse en sus posiciones, no siempre fáciles de asumir (¡que buen consuelo, pensar que no morimos!).
¿O no?